Ubicado a 75 kilómetros de Ushuaia, tiene seis restaurantes atendidos por familias. Reciben a cientos de turistas que llegan para probar el plato estrella, la centolla.
No, Ushuaia no es el fin del mundo, como tanto se repite. Es cierto que quien se aventure a salir de la ciudad y rumbear hacia el sur -más al sur aún, porque todavía es posible- se encontrará con parajes desolados que parecen estar habitados únicamente por zorros, pingüinos y otros representantes de la fauna fueguina. Sin embargo, a sólo 75 kilómetros, sobre la costa del Canal de Beagle emerge lo que todavía para muchos visitantes es una sorpresa: Puerto Almanza, un pequeño pueblo de pescadores que durante el verano se convierte en un impensado fenómeno gastronómico gracias a su plato estrella, la centolla patagónica. Esta especie de cangrejo de color salmón, de carne muy preciada, aquí no puede servirse más fresco, ya que sale del mar a pocos metros y, tras un rápido hervor, va directo a la mesa.
A partir de octubre, cuando la nieve empieza a ceder y el sol se deja ver, turistas de todos los continentes comienzan a llegar a Almanza por tierra, agua y aire. La mayoría lo hace a través de la ruta provincial J, un ondulante camino de ripio entre bosques de lengas y coihues, aunque también acceden en cruceros y hasta en helicóptero, después de sobrevolar el Cerro Cornú, de 1.490 metros.