El Presidente quiere ascenderlo y darle un lugar para que implemente la desregulación del comercio y la economía, pero hace equilibrio para no tensionar con Caputo

Javier Milei se mueve en un mar de interrogantes. Aún no sabe si cuenta con los votos necesarios para sancionar las leyes económicas en el Senado, las herramientas para frenar la crisis en Capital Humano o la pericia para desarticular la mayoría circunstancial que armó el ala más dura de la oposición para marcarle la cancha desde el Congreso con iniciativas que amenazan la sostenibilidad del equilibrio fiscal, su obsesión.

Con ese telón de fondo, Milei posterga definiciones sensibles sobre la estructura oficial de poder. Por caso, aún debe precisar qué atribuciones y cuánta capacidad de artillería tendrá Federico Sturzenegger cuando se oficialice su promoción en el Gabinete. Se supone que la presentación del extitular del Banco Central servirá como puntapié inicial de una suerte de relanzamiento del Gobierno, una vez que Milei consiga aprobar la Ley Bases y el paquete fiscal.

El Presidente reveló el martes último que tiene previsto reunirse con Sturzenegger para negociar los términos de su ascenso en el Gabinete. Pero en la Casa Rosada no está claro si el movimiento será inminente ni qué funciones o alcances tendrá Sturzenegger en su futuro cargo. Colaboradores del mandatario solo dan respuestas genéricas. En rigor, el economista y su scrum de asistentes necesitan tener una “lapicera” y un lugar desde donde avanzar con la implementación de la desregulación del Estado, la economía y el comercio cuando salga la Ley Bases e impulsar un futuro set de “dos mil o tres mil reformas”, según sostuvo Milei, que incluiría anuncios “anticasta” o “anticurros”, en términos de Sturzenegger.

Las tratativas para ascender al economista están estancadas y aún no está trazada la hoja de ruta. De hecho, en los últimos días tomó fuerza la posibilidad de que Sturzenegger, finalmente, recaiga en una secretaría con rango de Ministerio. Así, se evitaría caminar el engorroso camino administrativo para crear un ministerio. “Javier lo necesita para darle más fortaleza al Gabinete. Y en este momento ningún dirigente quiere entrar a la gestión; hay temor a quedar a tiro de decreto porque no hay acuerdos”, comenta un miembro fiel de la organización libertaria.

Desde que volvió al país tras su última gira por los Estados Unidos, Milei pone a prueba su capacidad de liderazgo. No solo enfrenta una primera gran situación de crisis, por el escándalo en el reparto de alimentos, sino que debe hacer equilibrio para no abrir otra interna en su equipo de Gabinete con la promoción de Sturzenegger.

¿Cuánto poder le dará al “coloso”, como llamó Milei al exfuncionario de Mauricio Macri, en detrimento del “rockstar” Caputo? ¿Un eventual doble comando provocará cortocircuitos? Son dos figuras clave en el ecosistema del Presidente que tuvieron roces en la experiencia traumática de Cambiemos y ya chocaron en la era de Milei, por caso, en la discusión por la marcha atrás del aumento de las prepagas. Además, Sturzenegger era uno de los principales impulsores de la idea de eliminar el régimen de promoción industrial de Tierra del Fuego, al que Caputo no tocó por considerarlo un “derecho adquirido”. La ambición reformista del economista liberal de Pro volvió a quedar enredada en las telarañas de la política.

Como consignó días atrás, Milei imagina una suerte de cartera de modernización, similar a la que ocupó Andrés Ibarra con Mauricio Macri, sin quitarle el control de cajas a Luis “Toto” Caputo, a quien considera un héroe nacional por cerrar el agujero fiscal.

En ese contexto, ayer renunció Alejandro Cosentino, secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología, quien se puso a disposición para colaborar en la transición. La idea del Gobierno es escindir el área de Ciencia de las de Tecnología e Innovación. En el Gobierno también hay dudas respecto del misterioso acuerdo que explora Milei con Google para utilizar un programa de Inteligencia Artificial en el Estado. Más interrogantes.

Quienes conocen a Sturzenegger saben que peleará por tener poder ejecutivo y que admira, por ejemplo, el funcionamiento de la Comisión Australiana de la Competencia y del Consumidor. “Va a necesitar una agencia o secretaría con superpoderes o atribuciones delegadas. Quiere desregular el comercio, revisar el Senasa o temas educativos. Son proyectos que tocan a la mayoría de los ministerios”, dice un dirigente que trabajó con él y conoce su plan. Sturzenegger cree que en la Argentina hay un conjunto de intereses sectoriales –sindicales, industriales, la burocracia del Estado y los beneficiarios de planes sociales– que traban el desarrollo. En los últimos años promovía reformas en la industria farmacéutica, la de pesca y el sistema de salud. Promete disminuir la carga burocrática que pesa sobre las empresas o ciudadanos.

En ese marco, es una incógnita si Sturzenegger se quedará a cargo de áreas como Defensa de la Competencia, que depende de la Secretaría de Comercio, bajo la órbita de Caputo, o con los ravioles del extinto Ministerio de Infraestructura, la cartera que absorbió “Toto” tras la salida de Guillermo Ferraro. En el oficialismo también hay incertidumbre respecto del futuro de la Secretaría de Desarrollo Territorial, Hábitat y Vivienda, dado que Milei promueve un plan para reemplazar la obra pública con iniciativa privada para cubrir el déficit de infraestructura, un aspecto crucial para el desarrollo económico. Sturzenegger se proponía revisar el registro de proveedores y hacer licitaciones más abiertas.

“Todavía no hay nada confirmado ni desestimado. Son cosas que tiene que definir el Presidente. Veremos con qué formato podemos colaborar”, reconoce un funcionario que habla con frecuencia con Sturzenegger.

En las filas de LLA, en tanto, relativizan la chance de que Milei le transfiera a Sturzenegger la Secretaría de Empresas y Sociedades del Estado, que estaba a cargo de Mauricio González Botto, un hombre del despedido Nicolás Posse. Ahora el plan de privatizaciones estará en manos de Diego Chaher, interventor de los medios públicos y alfil de Santiago Caputo. “Federico era ideal para entrar a las empresas públicas, por su experiencia en el Banco Ciudad”, lamenta un amigo del economista, quien en la antesala de la campaña repetía que Aerolíneas Argentinas debía ser entregada a los empleados.

Sturzenegger, quien ha rechazado la idea de la dolarización, también difiere con la visión anarcocapitalista de Milei y Santiago Caputo, guardián del relato libertario. Mientras el exfuncionario apuesta por una administración eficiente del Estado, Milei y Caputo anhelan desarmarlo.

“Cada uno defiende su quinta”, comenta un importante aliado del Gobierno que frecuenta los despachos oficiales. No obstante, quienes hablaron en las últimas horas con Sturzenegger no lo notaron inquieto por las demoras de Milei o ansioso por desembarcar como ministro. “Es Javier el que apura porque quiere robustecer el Gabinete”, sugiere un operador todoterreno de LLA.

STURZENEGGER, EL MINISTRO SIN CARTERA

Desde que puso un pie en la Casa Rosada tras el ascenso de Milei, el extitular del BCRA camina los pasillos del poder sin perder un halo de misterio. Fue el arquitecto del polémico DNU 70/23 y de parte de la ley ómnibus con la que Milei intentó inaugurar su gestión. Sus hombres y él entraron y salieron de las negociaciones con la oposición dialoguista –el pintoresco cónclave cerca de La Biela–; y se mueven con sigilo por la Casa Rosada. Nadie sabe a ciencia cierta qué oficina o despacho ocupan.

A la espera de definiciones, Sturzenegger y su equipo trabajan, bajo un fuerte hermetismo, en normativas para desregular y hacer “eficiente” a la economía. Por caso, les presentó al Presidente y Sandra Pettovello una “idea” para realizar el reparto de alimentos en emergencia ante el escándalo en Capital Humano.

Sturzenegger está convencido de que ningún plan económico es viable si no se drena de recursos al statu quo. Ese es el leitmotiv de su regreso a la función pública. Por esa razón, Sturzenegger machaca con que Milei debe profundizar el desarme de las “quintas” en el Estado que licuan de recursos a la economía y atacar la fuente de financiamiento de los sindicatos. Por caso, se indignó cuando llegó a sus oídos que las regulaciones turísticas vigentes en La Plata. A la capital de Buenos Aires no solo lo une su pasado universitario y su cariño por el club Gimnasia. También tiene un lazo familiar: su hermana Alejandra está al frente del ente de Turismo (Ematur) con la llegada del kirchnerista Julio Alak, sucesor de Julio Garro. Un vínculo sanguíneo con el “partido del statu quo”, como llama él al peronismo