Mientras el Gobierno define un precio de barril criollo con provincias productoras, la sobreoferta de crudo provocó un derrumbe de más del 300% en los futuros de WTI. No hay dónde almacenar producto.

Mientras las empresas productoras de crudo recortan la actividad en Vaca Muerta y el Gobierno y las provincias definen un precio sostén para el barril criollo, la cotización internacional del petróleo no para de caer y llegaba a mínimos no registrados jamás. En los Estados Unidos, el precio de la versión WTI se derrumbó 306% y pasó de 55,9 dólares a -37,63 dólares para su entrega en mayo.

Como algunas instalaciones de almacenamiento global estaban casi al tope de su capacidad, el contrato para mayo del petróleo en Estados Unidos perdía un 73,89% hacia las 14 y tocaba los 4,77 dólares el barril, su mínimo récord, hacia las 14:30. El Brent, cotización de Londres que sirve de referencia para el crudo local (Medanito) caía poco más de 6%, a U$S26,39.

Rápidamente, los futuros se desplomaron y rompieron la barrera del 0. Los contratos que vencen en mayo seguían su descenso hasta los 1,02 dólares por barril y de allí. Pocos compradores están dispuestos a recibir producción, porque no queda lugar donde almacenarlos. Tal es así que, minutos después, esos contratos bajaron a 0,01 dólar por barril. Un centavo de dólar. Y el derrumbe fue tal que las negociaciones pasaron a terreno largamente negativo, de casi -40 dólares por unidad.

«En lo referente al petróleo, hay una cierta razón técnica (con el almacenamiento), pero pese a todo sigue habiendo una gran brecha entre el desplome del 30% en el consumo de energía y la reducción del 10% en el suministro de la OPEP», dijo Elwin de Groot, de Rabobank, de acuerdo con Reuters. La organización de países productores definió hace una semana un recorte en la producción, que podría no ser suficiente ante la parálisis de buena parte de la economía global.

Según especialistas, la falta de sostén en el precio obedece a que muchos especuladores se desprendieron de los contratos, por no tener lugar físico en donde almacenar la producción. Limitaciones en el manejo de estas operaciones pusieron un freno al barril Brent, cercano a los 26 dólares por barril.

En la Argentina, el desplome del barril de Texas (WTI) y la caída del Brent podría alterar los planes. El fin de semana, un borrador de un decreto llegó a manos de los gobernadores miembros de la Ofephi, las provincias productoras de hidrocarburos. Según trascendió, la norma establecía un precio sostén de en torno a U$S45 para el barril interno, un reclamo que unía a gobernadores de provincias productoras con empresas.

El barril interno serviría, en otro contexto, para incentivar la producción de Vaca Muerta, que necesita un precio de al menos u$S40 por barril para ser rentable y hoy opera a menos de la mitad de su capacidad. Las empresas productoras, las provincias productoras (que cobran regalías) y el Estado Nacional (que busca dinamizar esa actividad potencialmente exportadora) coinciden en ponerle un sostén al precio del crudo. La contracara es el precio en el surtidor, que no bajaría a pesar de la menor cotización internacional.

Según las provincias productoras, nucleadas en la Ofephi, el barril criollo permitiría sostener inversiones una vez que lo peor del impacto del coronavirus pase. Los gobernadores esperaban que el piso de producción (y demanda) llegue en mayo y buscaban condiciones para provocar un rápido rebote en la producción.

El problema, indicaron fuentes de la industria, es que no hay demanda de combustibles. Con las refinerías llenas, las empresas dejan de comprar crudo para elaborar naftas. Raízen (que opera las estaciones Shell) cerró su refinería, una de las tres más grandes del país. YPF comunicó a productores que se autoabastecerá y dejar de comprar petróleo a otras firmas. Las empresas no integradas como Vista (es decir, que extraen crudo, pero no lo refinan ni comercializan) son las más comprometidas, porque no tienen a quién venderle.

En Vaca Muerta, la demanda ronda los 200.000 barriles de crudo por día, mientras que la producción habitual llegaba a los 500.000 barriles. Loma Campana, uno de los principales yacimientos de la cuenca, operado por YPF, redujo a la mitad su actividad.