Estocolmo aprueba el mayor presupuesto militar en 70 años para defenderse del expansionismo ruso en el Báltico. «Rusia está dispuesta a utilizar medios militares para lograr objetivos políticos”, alerta el ministro de Defensa

Estocolmo.- Fuera de la OTAN y con un vecino tan imprevisible como Rusia, Suecia se está tomando muy en serio su seguridad. La guerra de Georgia en 2008, el conflicto de Ucrania y la anexión de Crimea en 2014 han demostrado al país nórdico que el expansionismo de Moscú no es mera retórica.

Por eso, el Gobierno rojiverde de Stefan Löfven se ha puesto manos a la obra para aumentar las capacidades defensivas suecas desde que llegó al poder en 2014. Su primera y sonora medida fue recuperar en 2017 el servicio militar, tanto para hombres como para mujeres, suspendida en 2010 por el Gobierno conservador de Fredrik Reinfeldt.

“Tenemos una situación en la que la parte rusa está dispuesta a utilizar medios militares para lograr objetivos políticos”, advertía el ministro de Defensa, el socialdemócrata Peter Hultqvist al presentar este jueves el mayor presupuesto militar desde la Guerra Fría. Entonces, Estocolmo exhibía su neutralidad en público mientras en privado compraba armamento a Estados Unidos.

En los próximos cinco años, Suecia aumentará un 40% su presupuesto militar, que ahora equivale al 1,1% de su PIB. El coste de este rearme será de 27.500 millones de coronas suecas (unos 2.600 millones de euros) y supondrá mejores armas para el Ejército y la fuerza aérea.

Frente a las presentes amenazas, “tenemos una nueva situación de seguridad geopolítica con la que lidiar”, explicaba Hultqvist, que no descartaba un eventual ataque contra territorio sueco: “No se puede descartar un ataque armado contra Suecia”.

En opinión del ministro de Defensa, la agresión exterior “puede comenzar con asaltos a importantes objetivos civiles y militares, sabotajes y la liquidación de personas clave”. Todo el territorio, añade, “se verá afectado por intensas actividades de combate con importantes consecuencias a nivel local y regional”. Como le gusta subrayar, en el Báltico se juega no solo la seguridad de Suecia, sino de Europa.

El presupuesto, que aún debe ser aprobado por el Parlamento (“Riksdag”), donde centristas y liberales ya han anunciado su apoyo, supone que las Fuerzas Armadas pasarán de los 60.000 efectivos actuales a 90.000. La Marina contará con un quinto submarino. El servicio militar obligatorio contará con 8.000 reclutas en 2025 frente a los 4.000 de 2019. Se creará una tercera brigada dotada con artillería y batallones de defensa locales.

En números absolutos, el presupuesto militar sueco habrá crecido un 75% en apenas una década, entre 2014 y 2025 tras años de recortes. En este sentido, Hultqvist lamentó que “el desarme fue demasiado lejos”, por lo que hizo un llamamiento a los futuros líderes para que “no repitan los mismo errores” y mantengan “la estabilidad”.

El mes pasado, Suecia protestó ante Moscú después de que dos buques de guerra ingresaran a sus aguas territoriales próximas a Gotemburgo sin permiso y se ha quejado repetidamente de que aviones militares rusos volaban demasiado cerca de sus propios aviones y violaban el espacio aéreo sueco. En 2014, la Marina lanzó una operación infructuoso para localizar un submarino ruso que había penetrado en el archipiélago de Estocolmo.

Sus vecinos Noruega y Finlandia, con los que Estocolmo firmó un acuerdo de defensa en septiembre y que comparten frontera con Rusia, denuncian las mismas provocaciones rusas desde 2014.

El caso sueco es paradigmático, pues su isla de Gotland ocupa una situación privilegiada en el Báltico, a 350 kilómetros del militarizado enclave ruso de Kaliningrado. Desde Gotland, Moscu tendría fácil acceso a Estonia, Letonia y Lituania, tres repúblicas que recuperaron su independencia de la extinta URSS en 1991.

De ahí que el Gobierno sueco haya decido fortalecer la defensa de la isla con un batallón permanente de 350 soldados en Visby, la capital de Gotland. En septiembre de 2017, la isla fue escenario de “Aurora17”, las mayores maniobras militares en 24 años, con cerca de 20.000 soldados y personal civil suecos, además de unos 1.500 militares de Estados Unidos, Estonia, Dinamarca, Noruega, Lituania, Francia y la también neutral Finlandia.

La amenaza rusa, precisamente, está haciendo que una eventual adhesión a la OTAN deje de ser tabú en Suecia, donde las opiniones favorables a la organización militar suman un 63%, frente a un 28% de desfavorables, según una encuesta de Pew Research Center. Los más fervientes partidarios de la Alianza se encuentran entre los votantes de derechas (79%), mientras que los de izquierdas (38%) mantienen aún sus reticencias a semejante cambio en la tradicional política de neutralidad.

Los analistas consideran que Suecia no ingresará en la OTAN hasta que el principal partido del país, los socialdemócratas (SAP), den un paso a adelante. Los ultraderechistas Demócratas Suecos (DS), la tercera fuerza del Parlamento, rechazan una adhesión y apuestan por una defensa común nórdica. Un factor a tener en cuenta es la respuesta que adoptaría Vladimir Putin en caso de que Suecia se sumara la alianza militar encabezada por EE UU.

Por el momento, la conocida como “doctrina Hultqvist” se basa en aumentar las capacidades defensivas suecas, al mismo tiempo que se fortalece la cooperación militar con los socios de la OTAN y con su vecina Finlandia, que tampoco es miembro de la Alianza Atlántica.

Una población preparada para la guerra

Desde hace tiempo, las autoridades suecas preparan a la población para hacer frente a una eventual amenaza exterior. Publicado a petición del Gobierno rojiverde en trece idiomas, el manual <En caso de crisis o guerra> se envió entre el 28 de mayo y el 3 de junio de 2018 a 4,8 millones de hogares. Es decir a los diez millones de habitantes suecos. Se trata de la actualización de “Si estalla la guerra”, un folleto publicado durante los años ochenta cuya primera versión se remonta a la II Guerra Mundial. La última vez que fue enviado a los domicilios fue en 1961, en plena Guerra Fría.

Pero más allá de este equipo de supervivencia, el Gobierno sueco alerta contra la desinformación o las “fake news” de la que podría ser víctima la población. “La mejor información contra las noticias falsas y la propaganda hostil es valorar críticamente la fuente y hacerse preguntas como ¿es información u opinión?; ¿de dónde ha salido?”, se puede leer en el folleto.

El texto conmina a la población a resistir y recuerda que Suecia nunca se doblegará en caso de ocupación: “Si Suecia es atacada por otro país, nunca nos rendiremos. Toda información que asegure que la resistencia ha cesado será falsa”.

Asimismo, se recuerda que “todo aquel que viva en Suecia tiene la obligación de contribuir a su defensa total”, por lo que todo habitante entre 16 y 70 años puede ser llamado por el Estado para contribuir en las Fuerzas Armadas, la organización del Gobierno o en las tareas que le encomiende la Agencia Pública de Empleo relativas a la defensa nacional.