La reacción de los granadinos nada más sentir los múltiples terremotos que sacudieron este martes por la noche la provincia andaluza no tardó en llegar.

Cientos de personas olvidaron el toque de queda y salieron a la calle por temor a las réplicas, que se sintieron con mucha intensidad, aunque sin provocar, a estas horas, daños personales ni materiales de importancia.

Los vecinos permanecieron en la calle hasta más allá de la medianoche, mientras los servicios de emergencia pedían a través de las redes sociales que se mantuviese la calma.

Mensaje de tranquilidad del alcalde

El alcalde de Granada, Luis Salvador, pidió «precaución» a la población de la capital granadina, por el consiguiente riesgo que la caída de las chimeneas de los edificios o cualquier objeto pudiera provocar.

«Acaban de producirse otros dos terremotos más en menos de 15 minutos con 4,1 y 4,3 respectivamente. El del fin de semana que causó tanto miedo y daños en municipios del área metropolitana fue de 4,4», subrayó el regidor en un primer mensaje de Twitter.

El alcalde envió posteriormente un «mensaje de confianza y tranquilidad», y pidió a los vecinos que permaneciesen en sus casas, ante el riesgo de desprendimientos que puede producirse en la calle

Esta serie de movimientos sísmicos, que se vienen produciendo desde el fin de semana, motivó la declaración de pre-emergencia en la provincia de Granada, ha informado por su parte la Junta de Andalucía.

«Días complicados»

En declaraciones facilitadas a los medios, el alcalde de Granada señaló que la población granadina lleva «pasando unos días complicados», y que solamente sabe lo que se siente «quien lo ha padecido».

El alcalde, que aseguró que las instituciones están coordinadas y los dispositivos preparados, recordó que los expertos en sismología señalan que este tipo de series sísmicas están «dentro de una normalidad» a pesar de la alarma que genera entre la población.

La Policía Local también estuvo recorriendo las calles intentando tranquilizar a la ciudadanía, e instándoles a que regresen a sus domicilios, puesto que en la vía pública «corren más riesgos» por posibles desprendimientos.